martes, 10 de enero de 2012

17

A mi Vieja


Lucía fue generosa suspicaz y sincera, siempre me miró de frente y de ella conservo su sonrisa de piel y distancias, del hogar dejado a los trece años en búsqueda de una ciudad precoz, con las calles necesarias para andar de noche. Dejó sus árboles intactos y siguen dando respiraciones de altitud y humedad. Vi sus últimos pasos y seguí su embarcación sin retorno llevándose uno de mis libros favoritos, me encargué de que lo metiera en su equipaje para que leyera que mi corazón es de tinta y papel. Vos volvés entre el viento pétalo voz sangre viva fuego de raíces flor de pupilas en el sol.


Del libro VIVIR (Poemas en Prosa) (2009)(Próxima Edición)

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